jueves, diciembre 03, 2009

Narraciones de la Mística Urbana XXXI

Ash Tray

Una botella de whisky esfumándose y un cigarro consumiendo su propia existencia, resumían el hartazgo de un destino. La suavidad de la plática derivó en áspero aburrimiento. Ninguna de las humeantes palabras sugería intervención. Ineludible pensar en ella ¿Pensar en ella? Irónico, inverosímil o ilógico resultaba pensar en ti. Sólo pensaba en ti, y tu mirada se paseaba a lado mío.

¿Oportunidades desperdiciadas? ¿Falta de un momento especial? No lo sé.

Siempre creí que la decisión estuvo en ti. Pretextos de una realidad evidente para ambos. Tal vez la confianza ciega en un destino incierto fue la esperanza sorda.

Juegas un poco con tu cabello, tiras una mirada discreta y sonríes sólo para provocarme.

Pienso en ti. Repaso momentos e imagino el rojizo de tus labios oprimiendo un deseo. El whisky se desvanece, y en cada trago esa creencia por la banalidad de un destino. Intento leer tus movimientos y comienzo a creer que el caos es nuestro lenguaje.

Azar, confianza, eternidad, fidelidad, amor, destino, circularidad, virtud; todo apunta a un ocaso infinito. El negro de tu cabello, la noche en tus ojos, la irreverencia de tus labios y la imprudencia en tu figura invitaban a un vicio más.

Mientras pensaba en la estrategia por tus besos, en aquella batalla entre sábanas y en la efectiva ambigüedad de mis palabras. Me regalas una aguda sonrisa, una sobria mirada y preguntas por un cigarro más.