miércoles, diciembre 27, 2006

Narraciones de la Mística Urbana X


Semper Eadem

Solo. No es novedad. Es mi constante. Algunos lo ven como tragedia. Para mí un privilegio. Bebo cerveza. Llevo rato leyendo a Baudelaire. No entiendo mucho de poesía. Es demasiado confusa para mí. Su lógica es irracional. Verdadera.

Versos. Me hacen consciente mi soledad. Es de noche. Solo. Siempre solo. Mis amigos llaman. Van estar en un bar. En realidad odio salir. No me gusta estar con la gente. Odio la falsedad. Me molesta el ruido. De todas maneras salgo. Demasiado Wagner y Baudelaire por hoy.

Llego al lugar. Encuentro mis amigos. Pido una cerveza. Este lugar me agrada. Es difícil encontrar esta cerveza. Piel ámbar, poco burbujeante, sabor ligero. Tomo unas cuantas. Comienza el efecto. Recuerdo entre líneas al poeta francés

Que tu vengas del cielo o del infierno. ¿Qué importa?
¡Oh, Belleza!, ¡monstruo enorme, espantoso, ingenuo!,
Si tus ojos, tu sonrisa, tus pies, me abren la puerta
de un Infinito al que amo y nunca he conocido.

De Satán o de Dios ¿qué importa? Ángel o Sirena,
¿Qué importa, si tú haces –hada de ojos de terciopelo,
ritmo, perfume, fulgor, oh mi única reina–
el universo menos horrible y menos pesados los instantes?

En realidad estoy ebrio. Siento fuego. Necesito materializarte Belleza. Te encuentro. Vaya coincidencia. Eterno retorno a ti. Soledad, noches de soledad he pasado a tu lado. Me saludas con sorpresa. Estás a la defensiva. No te culpo. Siempre te lastimo. Siempre te hago pensar que te necesito y te amo. En realidad me amas. Tu tragedia es que yo no. Soy frío. Sé que no te amo. Sé que me amas. Sé que puedo lastimarte en cualquier segundo. Estarás siempre ahí para mí.

Hace mucho que no nos veíamos – Dices con el tono ataráxico que tan mal te sale. Puedo ver en tus ojos lo mucho que me odias por amarme. Lo mucho que deseas besarme y que diga que te amo y necesito. Sabes que lo diré. Sabes que iremos a mi casa. Crearás una fantasía. Recordarás lo que en un pasado fue real. Lo siento hermosa. Simplemente soy frío. Deseo besarte, perderme en tu piel. Hacerte creer que te amo. Sentirlo.

Llevamos varios tragos. Ya es noche. Tus amigos y los míos ya se han ido. Prometí llevarte a tu casa. Sabes que no lo haré. Terminaremos en la mía. En mi cama despertaremos. Prepararás el desayuno. Me bañaré. Luego lo harás tú. Te irás y prometeré llamarte. Por un momento me creerás. Al otro día volverás a odiarme. Nos alejaremos y no volveremos a encontrarnos. Hasta que el destino vuelva a divertirse un poco.

¿Soy una mala persona? No lo sé. Soy una persona sola. La soledad te orilla a muchas estupideces y sin sentido. La consciencia no es problema. Carezco de ella. Para mi fortuna soy demasiado irracional. Baudelaire se cuela de nuevo por mi mente. Recuerdo unos versos.

¡Oh, Satán, apiádate de mi vasta miseria!

¡Tú, que dejas en los ojos y en los corazones de las mujeres el culto de la llaga y el amor a los harapos!

Lo siento. No podemos huir de nuestro destino. Soy tu destino, tu trágico destino. Sufrirás un poco por mí. Sabrás que no te amo y pretendo engañarte. No te martirices. En realidad lo disfrutas. Al menos un poco. Sabes que dentro de todo el sufrimiento hay un momento en el que te soy sincero. En donde te digo que eres importante en mi vida. No puedo olvidarte. No quiero hacerlo.

El destino nos puso juntos. No por eso hay justicia. Tu pecado fue amar más. Mi penitencia estar solo.

Cpt. Y. Sparrow

lunes, diciembre 18, 2006

Narraciones de la Mística Urbana IX


Destino

No he dormido. He conducido sin sentido. Cualquier lugar era mi destino. Detuve el coche para ver la ciudad. No creí haber manejado tanto como para poder observar toda la ciudad. El sol amenaza su regreso. El viento frío lastima mis manos. No sé cuanto llevo fuera del coche. Mirada fijamente perdida. Vacío. Llevo pensando demasiado tiempo. Odio pensar. En verdad lo odio. Reflexiones sin conclusión de algo que ya sé. No por eso logro comprenderlo. Tengo pretexto para embriagarme. Jamás es necesario un pretexto. Solamente trato de justificar algo que no entiendo. He prescindido de copas. El tinto comienza a revelar su finitud. Simplemente no será suficiente.

Pienso en que he fallado. Comienzo a creerme una mala persona. Veo hacia atrás. No he sido una mala persona. He sido un hijo de puta. Me deprimo aún más. Preferiría saberme un cabrón. Saber que mis errores no fueron esto. Errores. Todo sufrimiento causado por mi estupidez hubiera sido intencional. No por esto tendría una consciencia tranquila. Al menos, sabría que soy una mala persona. No sufriría. La maldad jamás se arrepiente de algo tan bello.

Pienso en las veces que he dicho te amo. La primera sin saber su significado. Otra, por querer responder igual. La última, simplemente no me creyeron. No quiero creer en la soledad como destino. Creo tener mucho. Me tengo fe. Ese es mi error.

Ya no quiero pensar. Conseguí mi propósito. Depresión y embriaguez. Disfrutaré de la noche que agoniza. Tal vez sea análogo. El sol no tarda. Terminaré con el tinto. Regresaré a casa. Quitaré tu foto. Dormiré. Trataré de olvidar. Por lo menos, me engañaré que estoy olivando.


Cpt. Y. Sparrow

viernes, diciembre 08, 2006

Narraciones de la Mística Urbana VIII


Amor, Disolución de Amistad

Estoy ebrio. Visión borrosa, confusa e indiferenciada. La realidad se deforma. Mi subjetividad se apodera de la realidad. Mi racionalidad se ha suspendido. La intuición se ha apoderado de todo buen juicio. Funciono por impulsos, instintos. Soy primario. Primitivo. La racionalidad que a veces tanto odio se atenúa. Ahora todo es más claro y distinto.

Tenemos tiempo sentados. Uno frente al otro. Platicando, escuchándonos, riendo. Los varios vodka tonics nos han relajado. La compañía cada vez es más fluida. Hemos perdido noción del tiempo. Más alcohol y perderemos sentido de la responsabilidad. Otro tanto y dejaremos de pensar del todo. Entonces, seremos sinceros. Honestidad.

En realidad he disfrutado la tarde. Ahora ya es de noche. Una simple comida entre amigos. El alcohol nos hace más íntimos. Corremos riesgo de suprimir tal amistad. Te veo. Pienso en lo mucho que puedo platicarte y tú lo dispuesta a escucharme. No necesito impresionarte con temas snob. La plática va del sin sentido a lo absurdo. Por eso es tan inteligente.

Estás ahí. Siento una atracción hacia ti. En realidad estoy haciendo consciente tal atracción. Siempre había estado ahí. Subyacente a mi racionalidad. Obstáculo de mis deseos. Quiero besarte. Eres mi amiga. No puedo arriesgar una amistad por un desenfreno de sensualidad. Pretexto por alcohol. En realidad. Ya no quiero que seas mi amiga. En realidad quiero tenerte. Tampoco quiero que me consideres tu amigo. Ahora seremos pasión. Seremos más. Ya no es un simple deseo. Ahora en verdad quiero besarte. No es el alcohol. No es falta de juicio. Quiero estar junto a ti. Besarte y saber que sientes lo mismo.

¿Robarte un beso? Sería cobarde. No lograría mi objetivo. Me decido. Pretendo decirte mi sentir. Decirte que te deseo y ahora te necesito. No sólo para hoy. Para mañana y días después. Ojala al infinito. Estoy creando fantasías. Pensando de más. Extrañamente el alcohol me ha hecho pensar de más.

Me he quedado mucho tiempo callado. Lo sospechas. Me conoces demasiado. Intuyes lo que pienso. Me encanta que me conozcas tanto. Me causa seguridad. Confianza. ¿Qué piensas?- Sabes lo que pienso, pero quieres oírlo. Quieres escuchar que te deseo. Lo mucho que me importas. La tanta necesidad que me causas. Deseas escucharlo. Me causa cierta certeza. Creo piensas lo mismo. Te contesto – Me gustas, quiero besarte, estoy enamorado – no me da miedo tu respuesta. Somos amigos. Jamás nos haremos daño. Nunca nos mentiríamos. Siempre estaremos el uno para el otro. Me ves fijamente. Intentas posar toda tu mirada en mis ojos. Lo siento, se te ha olvidado que somos amigos. Conozco todas tus debilidades. Sé cuando mientes. Sé cuando estás insegura. Sé lo que sientes sin que me lo digas. Sabes que lo sé. Sigues mirando. Pones aquella mirada. La que no corresponde con tu deseo. Me dices con mirada insatisfecha – No puedo, somos amigos, no quiero arriesgar una amistad. No quisiera ponerme en una posición en la que pudiera lastimarte –. Por un momento creo tienes razón. Y te contesto como experto en el tema – Jamás nos lastimaríamos, nos conocemos. Somos incapaces de hacernos daño. Nos sabemos todo. Nos tenemos confianza. Nos brindamos seguridad. Nuestro amor siempre ha sido puro. Jamás nos hemos herido. Jamás podríamos hacernos daño –. Nos quedamos en silencio. Sabes que hay verdad en lo que digo. Contestas con sensatez – No, somos amigos, quiero que sigamos siendo amigos –. Acepto tu decisión. No me quedo satisfecho. Te haré entrar en razón con el tiempo. Sabrás que lo de hoy no es causa del alcohol. Te darás cuenta que soy tu destino. Simplemente no lo sabes.

Había olvidado estar tan alcoholizado. El valet ha traído mi coche. En verdad resulta difícil manejar. Lo cual se vuelve más divertido. La noche convierte la calle en pretexto para probar velocidad. El frío es punzante. Me agrada. Bajo las ventanas. Hemos llegado a tu casa. Te miro. Silencio. Preguntas qué. Solo contesto lo bien que he disfrutado estar juntos. Respondes que tu también. Nos despedimos de beso. Beso de amigos. Mis labios intentan buscar los tuyos. Tú tratas de evadirme. Giras tu cabeza. No del todo. Me tientas. Nuestros labios se tocan parcialmente. No querías besarme. Tampoco deseabas impedírmelo. Me sonríes con inseguridad. Parecemos adolescentes. Te bajas del coche y te despides. Te vas pensando que el alcohol casi ocasiona una locura. Me voy pensando que mañana te haré ver de tu destino. El cual se nos ha revelado en un vaso. En una noche. Tú lo sabes. No quieres aceptarlo. Con el tiempo lo harás. Con el tiempo tendré ese beso de todos tus labios. No tengas miedo. Jamás nos haremos daño. Somos amigos.

lunes, noviembre 20, 2006

Reflexiones Urbanas I


Estupidez soluble

El hombre se define como animal racional. Sin embargo, muchas veces dudo que algunos de mis congéneres gocen de la misma diferencia específica que yo. Bueno, reconozco que todo hombre es racional. Pero tal racionalidad se reparte en diferentes grados. Por lo que puedo decir que todo hombre es racional pero no todo hombre es inteligente. Este silogismo deductivo es convertible a decir que algunas personas son idiotas. Es decir, los pendejos abundan.

Dentro de las facultades o potencias humanas está el intelecto. Tal potencia es inmaterial, por lo que no tiene base en la materia. Por tal razón la inteligencia no puede ser transmisible o traspasable. Sin embargo, hay un hecho que me hace dudar de este principio antropológico. Es un hecho que tira toda esta teoría filosófica sobre las facultades del hombre. Es evidente y puede ser experimentable. En realidad todos la hemos experimentado.

Es muy simple. Sólo basta que comience a llover en el tráfico de la ciudad para que la gente se apendeje. Es verdad que mucha gente es estúpida manejando, no todos gozan las habilidades de la conducción urbana. En estos momentos me acuerdo de un amigo que decía: “Todo mundo puede ser valet pero no todos pilotos”. Sin duda tiene razón mi amigo, en verdad es sabio. Pero el punto es: si de por sí ya hay pendejos conduciendo, sólo basta la lluvia para que tal propiedad se disuelva y se contagie a los demás conductores. En verdad me encabrona esto.

La gente comienza a manejar más lento y aletargada. Entiendo que la lluvia sea factor para manejar con mayor precaución que lo usual. Pero esto no significa manejar a velocidades que desafíen las leyes del reposo y la quietud. Además, la lluvia es el mejor pretexto para justificar una pendejada. “Estaba lloviendo demasiado y no pude ver el camellón, por eso me embarré en los árboles”, ¡Ni madres! Venías más que ahogado de borracho.

Odio el tráfico. Es evidente que nadie lo disfruta, aunque existe gente que se ha podido adaptar a él. Lo que me encabrona, es que la gente se vuelva idiota con la lluvia. La finalidad de un automotor es el llegar a una distancia o destino en un tiempo menor en el que se haría a pie, carreta, burro, o cualquier otro transporte no-urbano. Sin embargo, Henry Ford nunca tomó en cuenta que la gente se vuelve idiota al volante y se apendeja con la lluvia.


El Filósofo Urbano

*NOTA.- La foto que utilizo no es del tráfico. Simplemente quería fotografiar un auto en la lluvia. No pretendía salir a la calle y mojarme, simplemente para fotografiar una mezcla que tanto odio, lluvia y tráfico. A la lluvia no la odio, pero la mezcla con el tráfico es molesta.

sábado, noviembre 18, 2006

Narraciones de la Mística Urbana VII


Ambigua conexión necesaria de un Absurdo

Si el amor es azaroso, destino, necesidad o per accidens. Deseo enamorarme. Desear, velar por alguien.

El primer amor es ciego e inmediato, no hay necesidad de palabras, y aunque las hay, no las conocemos. Aquel sentimiento de saciedad incompleta deseo recuperarlo.

Frágil y sensible. Ante la nada. Debilidad, melancolía. Sin sentido e incoherente. Silogístico uniforme. Irracional y pasional. Esencialmente metafísico. Ad absurdum como la nada y el todo.

Ojala no seas una mera fantasía que se convierta en Némesis. Quimera tan real que tengo miedo de encontrarte, prefiero tú lo hagas. Te pido me encuentres pues ya no deseo buscarte, sólo sombras alcanzo por el intento. Encuéntrame, real y tangible. Gas errático, físico e inseparable. Caricias infinitas que nos hablen de amor. Inciten al deseo. Errática. Te deseo. Inútiles palabras a la nada, significantes de lo inexistente, esperanzadas en ti.

Solo amor. Solo espejismo eres. Mirada robada de ángel. Tu divino poder no me engaña. Lo intentas. Podría vivir de este engaño. Si lo fuera voluntario. No veo segundo en tenerte junto a mí, aunque sea solo un vacío. Mirada sin reflejo. Ilusión sin realidad. Crueldad. Gloria. Fantasía ¿Culpable? Yo buscaba amor mientras tú sabías ya la respuesta. Mea puella no sed stultia. Culpo al destino. No me debe nada. La vida es deuda conmigo. Letras inconexas. Sin significado. Nunca lo he buscado. Espacio intemporal no-eterno. Ciego sigo de ti. Tú celosa estás de mirarme. Lo dulce ya no es dulce y lo amargo una constante. La muerte es el principio. Dato irrelevante mientras se sigue pereciendo. Sin señales de salvación o condena.

He probado sus labios. Primera vez el chocolate tiene un sabor placentero. Jamás he buscado lo que he creído encontrar. Nos conocemos noches atrás. Cuando el tiempo era eterno. Cuando éramos gatos. Uno éramos sin diferencia. Nos reconocemos como iguales cuando el tiempo dice lo contrario. Enigmática predecible. Sí. Solo un sí. Ambigua respuesta. Ninguna solución. Nihil. No me entiendas. You had rent a place on my head. Injusta tarifa por tan grande martirio.


Cpt. Y. Sparrow

miércoles, noviembre 15, 2006

Narraciones de la Mística Urbana VI


Café Inmanente

Soy Burgués. No me importa. Me vale madres. Disfruto de un mocka blanco. No hemos ido a Coyoacán. Estamos aquí. Uno frente al otro. Sin decirnos nada sabemos lo que pensamos. Sentimos. Deseamos, y queremos.

El olor del café causa ese vacío temporal que tanto me fascina. Tan neutro. Delicioso e imperceptible. Incita a la reflexión. Siempre me ha dado miedo pensar de más. Tú lo haces todo el tiempo. Yo soy más primitivo. Me limito a la sensación y al momento. Hic et nunc.

Poco nos conocemos. Lo cual no interesa. Me siento seguro y familiar junto a ti. Frágil y extraño cuando atraviesas mi mirada. Me he vuelto meloso. Creo me importa poco. En realidad trato de engañarme. Siento miedo.

Me he dado cuenta. Ya no eres ese placer. Esa tarde de ocio. Esa noche de aventura. Otra mañana de satisfacción. Ya no eres casualidad. Accidental o contingente. Te has vuelto necesaria. Indispensable. Mi casual destino.

Quisiera decírtelo. Te asustaría y posiblemente me dejarías. Ahora siento terror.

Es otoño. Noche. Hace frío. Reconozco un extraño placer por este clima. La sensación en toda la piel recuerda seguir vivo. Te veo. Quito la bufanda. Obstáculo de mis intenciones. Tomo tu cara. Mis dedos están fríos. Tu rostro es cálido. Escalofrío. Te beso. Te abrazo. No me basta. Te abrazo con fuerza. En verdad quiero abrazarte. Me has creado una necesidad. Sigo abrazándote, no me basta. Este deseo de tenerte no puede saciarse. Me angustio por un instante. Te tengo en mis brazos. Eres mía. Lo sé, nadie puede refutarme esto. Pero aún me siento inseguro. No entiendo.

Estoy confundido. Tienes la culpa y no te has dado cuenta. Tal vez no tengas la culpa. Siempre es más sencillo buscar culpables. No por esto fácil de encontrar. ¿Qué tienes? – me preguntas con esa levedad y descuido - ¿Pasa algo? Te pusiste serio de repente, y ya no platicas nada -. Sabes lo que sucede. Me presencias débil. Deseas que lo reconozca. Tengo miedo y finjo indiferencia. No tengo nada – con esa falsa tranquilidad que no logra ocultar el rojo de mis sentimientos – Simplemente estoy cansado – contesto de modo ataráxico. No me crees. Me miras. Encuentras la verdad en mis ojos. Trato de evadirte. Es inútil. Lo sabes, lo sabemos. Te necesito. La culpa es tuya. No me importa si me equivoco. Pero la culpa debe ser tuya.

Solo era un café. Ahora lo odio. Me hace pensar. Me hace consciente. Extraño la casualidad, espontaneidad y azar que tanto disfrutaba. Lo he perdido. Ahora todo eso tiene sentido. Todas esas coincidencias tienen sentido. Ahora son destino. Ahora eres tú. He encontrado mi razón por un precio muy alto. Sigo pensando. Aumenta el miedo y la necesidad de ti. Tu calor, piel, cuello, mirada y aquella sonrisa que sólo es mía. Todo eso ahora es mío. Tú no lo sabes. Es mío.

Odio pensar. Prefiero la intuición y sentimiento. Necesaria contradicción. Verosímil absurdo. No hago más que pensarte. Intentar hacerte indiferente. Fracaso. Eres necesaria. Me miras indiferente. Sabes lo que pasa. Me has vencido. Estoy tranquilo. Ahora depende de ti. La culpa será tuya.

Cpt. Y. Sparrow

lunes, noviembre 06, 2006

Monólogo Urbano II


Home Alone, el Soltero Solitario

Tengo la suficiente edad para decir que soy adulto, pero sin ser viejo. Puedo decir que soy joven pero ya no se me perdona la inmadurez, irresponsabilidad de la puta pubertad. Algunos psicólogos y pedagogos, llaman a esta etapa de la vida humana como adultez joven. Puras…. Mamadas (nunca he simpatizado ni con los psicólogos ni pedagogos, aunque tengo algunos amigos que “estudian” para esa “profesión”, a los cuales quiero mucho, como personas y amigos…), sigo siendo un mocoso pero ya huevudo, esa sería mi definición técnica de la etapa que estoy viviendo.

Todo esto lo digo porque ya estoy en edad para vivir solo. De hecho así lo hago desde hace más de 2 años, casi tres. Chido. Tengo un pequeño depa, depa de soltero dicen algunos. Y la neta está muy agusto. Sin embargo, he llegado a algunas reflexiones y conclusiones sobre la vida de soltero. Soltero urbano.

Lo primero que debemos decir del soltero urbano es que es un inútil. En su mayoría son inútiles. Y esto se expresa totalmente en la cocina. Normalmente está llena de trastes sucios y la falta de cubiertos se hace notar. Eso sí, siempre hay vasos limpios, porque el soltero urbano no conoce el vaso siempre toma del envase.

La inutilidad del soltero urbano se manifiesta a la hora de comer. En una primera fase se limita a cocinar sopas maruchan, comida de micro-ondas y comida congelada. En una fase siguiente el soltero urbano se harta de este tipo de comida y decide incursionar en las artes culinarias. En verdad, esto es digno de observarse. Evidentemente, el soltero urbano reconoce sus limitaciones por lo que sus creaciones culinarias se limitan a platos sencillos, v.g. pasta, hot-cakes, picadillo, tacos dorados. Obviamente, el soltero urbano no consigue su objetivo. Tampoco estoy menospreciando las habilidades de este soltero, tu buen lector, seguro no eres un cheff profesional y tus platillos no van más allá de un atún-jitomate-mayonesa para sangüich.

Dada la inexperiencia del agente culinario decide improvisar. Al fin, improvisando nadie se equivoca. Siempre que me preguntan si sé bailar respondo que improviso muy bien, así, no quedo en ridículo. De esta manera grandes creaciones y exóticas delicias se logran crear. Por dar algunos ejemplos recuerdo la pechuga de pollo con salsa sorpresa (mezcla de catsup, mayonesa, bbq, mostaza y aderezo ranch), o tal vez podemos mencionar los hot-cakes gigantes, debido a la inconsistencia de la masa.

Entre las virtudes de ser un soltero urbano está lo posibilidad de desayunar con chela sin que te llamen alcohólico. Siempre te puedes auto-justificar con la ausencia de leche o jugo en el refri.

También, podemos decir que el soltero urbano puede convertir un martes, domingo o miércoles en sábado. Así es, el soltero urbano cuenta con poderes místicos que permiten abrir un hoyo temporal y transportar parcialmente un día a otro, sin jamás intercambiarlos. Eso sí, el soltero urbano teme al lunes, por la famosa maldición gitana, sin embargo, ese miedo es a lo prohibido, por lo que siempre está tentado al desafío.

El soltero urbano tiene poderes de ahorro. Ahorra agua, tanto en el aseo personal como en la de su ropa. Eso explica la ausencia de underwear en el soltero urbano.

Sin duda ser un soltero urbano es de lo mejor. Vivir a la expectativa, incertidumbre, aventura, irresponsabilidad-responsabilidad, soledad, etc. Eso es el soltero urbano.

Si he cortado de tajo el texto se debe a cansancio. Posiblemente otro día continúe este monólogo, o le deje al olvido, en realidad me tiene sin cuidado lo que suceda.

Yerber

viernes, noviembre 03, 2006

Narraciones de la Mística Urbana V


Odio et Amo

Una hora. Tenemos gritándonos y agrediéndonos. He olvidado cual fue la causa de esta tórrida disputa. Sólo puedo pensar en ofenderte. Hacerte daño. Transmitirte mi odio. Deseo verte llorar. Quiero que sufras. También me hago daño.

Te reclamo cosas. Me reclamas otras. Ninguno oye al otro. Simplemente son palabras sin significado. Gritos en vacío. Gritos punzo-cortantes, con hiel y veneno. Me clavas tus palabras, insultos, gestos. En verdad sufres. En verdad estamos sufriendo.

Nunca había amado a alguien. Ahora lo sé. El amor es sufrimiento, dolor y extrañamiento propio. No es la dulzura, miel, rosa, que todos quisiéramos. Me he dado cuenta que la amo. Sus palabras me lastiman tanto. Su odio significa que me ama. Su odio me lastima. Me duele porque la amo.

Infinidad de veces me habían agredido. Siempre fueron lloriqueos de niña para mí. Nunca me tocaron. Jamás pensé que lo harían. Ahora. Soy presa del amor. Sufro con tus palabras, con las mías, con las nuestras. Siento placer al saber que me amas y yo a ti. Siento dolor al saber lo tanto que podemos lastimarnos.

Si en la muerte encontráramos dolor, sería ambrosia comparado con este sentimiento. Me desgarra. Lo hago consciente. Aún más me desgarro.

El tiempo se ha detenido. El dolor se hace eterno. Mi amor también. Somos dos mortales. Yo te veo como mi valquiria. Mi ángel. Tú me ves… Sólo sé que me amas. No puedes ocultarlo. Ni esas lágrimas pueden esconder el amor detrás de esas negras pupilas.

Dejamos de lastimarnos. Nos miramos. Uno al otro. Cruzamos las miradas. Soy repetitivo. No me importa. El momento es infinito. Nos remite a la primera vez. Ahí estamos. Cuando nos reconocimos en nuestro destino. Me acerco un poco. Te alejas más. Te arrincono a la pared. Tienes miedo. Tomo tu cuerpo. Clavo mi mirada. Reconoces la mía. Hemos olvidado todo. Recordamos lo que no sabíamos. Nos amamos. En verdad nos amamos. Me besas. Te beso. Somos amor. Lo transmito con mis labios. Lo he descubierto…. Un beso jamás se da con los labios.

No hay forma no hay colores

No hay seres al fin en esta luz sin luz

Desaparece la creación y sus augurios

Sus pensamientos sus sensaciones y también sus imágenes

Y hasta sus sueños de sustancias prisioneras

La nada luminosa

Ni luminosa ni oscura

La armonía de la nada sin armonía

La nada y el todo sin todo

Para ver esto hay que resucitar dos veces

Para sentirlo hay que morir primero



Cpt. Y. Sparrow



jueves, noviembre 02, 2006

Bestiario Urbano I


El Orco Urbano

Dentro de las míticas criaturas que invaden la urbanidad. Encontramos una especie deformada, involucionada, extraída del Silmarilion de Tolkien. Tal especie desciende originariamente de los elfos. Sin embargo, debido a la corrupción de la raza y a mezclas con otras razas de menor nobleza, dieron origen al orco.

El género del orco a través de los miles de años se dividió en diferentes razas. La que ahora subsiste es el orco urbano. Este tipo de raza tiene una estética muy pobre, normalmente su tez es obscura, pero sin el brillo cobrizo de una bella tez morena. Además, su cráneo describe las numerosas batallas por las que ha pasado su raza, su dentadura es prominente recordando aquellos míticos colmillos. Se pueden reconocer estos seres, por las extrañas cabelleras que presentan. El peinado de esta raza es con gel a la manera Dragon Ball Z, con el complemento de un shampoo de chayote y nopal. Su vestimenta normalmente es de pantalones “bombachos”, playeras largas y con estampados bastantes folklóricos. Además, la marca de sus vestimentas suelen ser sui generis, v. g. "Reedbook", "Mike", "Armandi Exchange", y "Lacoste (en vez de cocodrilo parece tiranosaurio)", ente otras marcas más autóctonans.

Estos seres se expandieron por todo el Valle de México. Sin embargo, su concentración es más regular en algunas zonas, y así se caracterizan las diversas tribus de esta raza; el coapeño, el sateluco, y entre los más agresivos encontramos al tepiteño, iztapalapeño, nezatlenze, xochimilca, por mencionar algunos.

Esta raza goza de un lenguaje bastante monosilábico en los casos de orcos urbanos desarrollados, en los individuos que no han evolucionado tanto se limitan a comunicarse por chiflidos, golpes o gritos.

La ocupación de estos seres míticos y legendarios son sencillas; chelas, fútbol y hembras (así se refieren estos sujetos al ser femenino, no lo hago despectivamente).

El comportamiento de apareamiento de estos seres es bastante peculiar, pues a cualquier hembra pretenden halagar su belleza con un sin fin de rimas y versos de una estética bastante singular, v.g. “Dime quién es tu ginecólogo para chuparle los dedos”, “Con esas tortas ni refresco pido”, y bueno, son bastantes los versos que podemos encontrar en esta criatura.

Además, el orco urbano, compite con sus congéneres para demarcar su territorio. Ya sea peleando o con una singular competencia de “gargajos”.

Dentro de los seres de menor belleza e inteligencia encontramos a estos seres, quienes ocupan trabajos de menor nivel (no lo hago despectivamente, simplemente es una descripción). Un pariente de este orco urbano es el microbusero, franelero, pambolero, taquero, entre otras variaciones de la raza.

Existen jerarquías dentro del orco urbano, y esto lo podemos notar en el medio de transporte. El orco urbano de menor rango viaja a pie o en su defecto en microbús o metro. Subiendo de categoría encontramos al orco que viaja en “nave”, las cuales oscilan entre un vocho, tsuru, chevys, la caribe y la golf. En realidad no importa que “nave” sea, el rango o categoría se adquiere por que tan “arreglado” esté el automóvil. Me aventuro a decir que el origen de este arreglo exagerado de lo coches se debe a un sentimiento estético barroco, churrigueresco. De un miedo al vacío.

Esto es el orco urbano, ser enigmático, obscuro, sombrío, agresivo, simple, anti-estético, kitsch, milenario y legendario.


El Filósofo Urbano

miércoles, noviembre 01, 2006

Bestiario Urbano


Un bestiario es una colección de animales tanto fantásticos como reales. Esta colección hace una descripción de los animales que se estén investigando. Estos textos se encontraban en el medioevo, y describían animales como elefantes, leones, tigres, etc. A nosotros nos podría parecer muy normal describir estos animales. Porque son animales ya familiares a nosotros, que al menos hemos visto en televisión. Pero hay que recordar que estos animales habitan lugares lejanos a Europa, por lo que la gente que los veía en esa época los dibujaba y trataba de explicarlos con las herramientas que tenía, muchas veces haciendo alusión a la religión cristiana. En este tipo de textos, por las relaciones que hacían los autores, creaban mitos en los animales. Por dar un ejemplo; el mito que hasta ahora nos ha llegado del elefante, que le teme a los ratones, y que es falso, viene de los bestiarios del medioevo. Y la explicación tiene una connotación religiosa que en estos momentos no recuerdo.

También se relataban criaturas fantásticas en estos bestiarios; sirenas, quimeras, gryfos, mounstruos marinos, etc. Todas estas descripciones se hacían con un afán realista. Sin embargo, ahora resultan una delicia fantástica.

De bestiarios que disfruto bastante está uno de Jorge Luis Borges "Manual de Zoología fantástica". Lo recomiendo, cuando lo vean comprenlo y leanlo, o al menos, regálamelo.

El propósito del Bestiario Urbano es encontrar, hacer una descripción de todas esas criaturas que habitan en la ciudad. Todos las hemos visto, pocos hemos visto su misticismo. Yo prentendo dar explicación y descripción de estas criaturas tan fantásticas y sorprendentes, orígenes míticos y obscuros.


El Filósofo Urbano

martes, octubre 31, 2006

Monólogo Urbano I


Exabrupto del odio dominical

Despierto. Me duele la cabeza. Tengo sed. Tengo hueva. Me duele el cuerpo. Me molesta el sol, la cama, el cuarto y mi existencia. Basta de pendejadas. Estoy crudo. Además es Domingo.

No me molesta mi cruda. Un domingo sin cruda es desperdiciar un sábado. Me molesta la presencia misma y necesaria de este día. Quisiera que no fuera hoy pero menos mañana, extraño el ayer.

Es increíble el odio que siento por el domingo. Me asomo por la ventana. El viento es fresco y suave. Es un día soleado. El tráfico carece del claxon semanal. La gente es mínima en la calle. Se observan familias y ya no personas aisladas. Esto es bello. Pero es Domingo.

El fin de semana es lo más añorado. El viernes es gloria por tener de vecino al sábado. El sábado es cielo, cúspide del weekend. El domingo es un purgatorio. Un purgatorio al infierno. Noble lector, no pretendo ser hereje. Simplemente es un exabrupto.

Esa pesadez. Lentitud. Angustia. Ansia. Eso es el día dominical. Es un día de descanso pero sin la posibilidad de ser libre. Porque el mañana es el inicio inevitable de la semana. Semana de tedio, aburrimiento, generalidad, obviedad, gris, determinada, áspera, predecible, eterna, continua, estática, monolítica, insensible, racional, y, pobre, ramplona, constante, cuadrada, sólida, lenta, insabora, incolora, inodora, inconforme.

Me harto de estar encerrado. Decido intentar disfrutar el día. Espero sea posible. Subo al auto me dirijo a desayunar. Pocos coches pero hay tráfico. Reflexiono. El citadino sale a pasear en coche, no tiene rumbo, dirección ni destino. Se sube al coche para pasear por la ciudad ¡Tremenda estupidez! El citadino no tiene prisa de llegar a ningún lado, por eso, no hay necesidad de ir rápido. El tráfico se vuelve lento y tedioso. Se asemeja al tráfico semanal, pero con una minoría extraordinaria de coches. Sin embargo. Hay tráfico. Me encabrono.

Regreso a mi departamento. Leo un poco. Me aburro. Escucho música. Me aburro. Veo la televisión. Me siento idiota.

La soledad del domingo es fuerte. No tengo novia, amante, o alguna fémina que quisiera acompañar mi soledad dominical. Marco a mis amigos. Nadie está. Ocupaciones familiares o con la novia. Pinche suerte. ¡Al fin¡ encuentro a uno de mis amigos en la misma situación ¿Qué podemos hacer? Las opciones son pocas. Además son aburridas. Ni siquiera uno puede embriagarse en domingo. No lo considero inmoral. No le encuentro sentido simplemente. Iremos al cine afirma mi amigo. Omito tal opción tan homosexual. No tengo nada contra los homosexuales. Pero…. No me gustan. Además me importa un bledo que me prejuicien de homofóbico. Puras pendejadas posmodernas del open minded.

El domingo está por finalizarse. Ahora lo odio más. El día de descanso está por terminarse. Vaya tragedia. El domingo es aburrido, tedioso y pesado. Sin embargo, nadie desea que acabe. Me causa una cierta repulsión.

Ya no estoy encabronado. Estoy emputado. O lo que es igual, estoy re-encabronado. Odio el domingo.

Yerber

viernes, octubre 27, 2006

Narraciones de la Mística Urbana IV


Hello Stranger



Estás frente a mí. Te he encontrado. Me has encontrado. Nos hemos enamorado.

Somos extraños. En medio de la casualidad hemos entrelazado nuestros destinos. El amor es caprichoso. No dudes, no pienses, Ama.


Ha estado lloviendo toda la tarde. No he salido de mi casa en todo el día. Ni siquiera me he movido de la cama. En realidad, no me importa. La lluvia ya no me deprime. Encuentro cierta melodía en aquella lluvia que por momentos parece eterna. Nada importa, sólo tú. Recostada en mí pecho. Abrazado a tu cuerpo. Siento ese aroma. Sigues dormida. Siento tu calor. Sigue dormida y no despiertes en mucho tiempo.

Siempre estuviste ahí. Cerca de mis pensamientos, de mis sueños y deseos. La cobardía era mi obstáculo. No mientas. Jamás me habías notado. Nada peor que la indiferencia. Prefiero el odio a la indiferencia.


Ayer la casualidad nos llevó a nuestros destinos. Nunca estuve en tus planes. Tu sí en los míos. En medio de fotografías, calle, gente, ahí estábamos. La plática resultaba deliciosa. Ya no recuerdo de qué hablábamos. Pero era deliciosa.


Te invité a mi casa. Sólo el deseo de continuar la plática era el motivo. El vino se había terminado y optamos por cerveza. En definitiva el líquido dorado era mejor que el seco transparente.

Hablamos, nos acercamos, nos besamos. Nos enamoramos. Ya no podía estar sin ti, imposible un mañana sin ti. Tenías que quedarte. Tampoco deseabas irte. La noche se deseaba infinita. El amanecer nos sorprendió. Fue bello. Pero el tiempo era nuestro enemigo. Te quería junto a mí, pero era consciente que cada segundo me acercaba al momento en que tuvieras que irte. Sentía placer, felicidad junto a ti, también angustia porque tendrías que dejarme en algún momento.


Disfrutamos de la melodía pluvial todo el día. Nos acariciamos, besamos y coincidimos en que estábamos enamorados. Ya no era libre, tampoco tú lo eras.


Ya no tenía miedo. Extrañamente sentía seguridad en ti. Extrañamente, me había enamorado. Al fin. Frágil y ardiente. Ninguna ilusión. Estabas en mis brazos. Te aferras a ellos. Ninguna extraña quimera. Tan real como cualquier sueño antes imaginado.

Sigues dormida. Tengo hambre, tengo sueño, siento frío. Suspiras. Nada hay por decir. Creo haberte encontrado. No te vayas. No me abandones. Jamás lo harás, yo lo sé.


viernes, octubre 20, 2006

Mística Urbana

mística,co.
1.(Del lat. mystĭca, t. f. de -cus, místico)
2. f. Experiencia de lo divino.
3. f. Expresión literaria de esta experiencia.
4. adj. Que incluye misterio o razón oculta.

urbano
, na.
1. (Del lat. urbānus).

2.
adj. Perteneciente o relativo a la ciudad.

Mística Urbana
Búsqueda de lo inexplicable en medio de lo urbano. Más allá del concreto, asfalto, tráfico, gente, fauna y tedio, existe un misticismo.

jueves, octubre 19, 2006

Narraciones de la Mística Urbana III


Roja Racionalidad

El viento es frío sin punzar la piel. Noche estática. Enorme luna tornasol. Nubes ralas en movimiento. Es Octubre.

Pocos meses dan la sensación de retorno. Diciembre da sensación de fin, así como su homólogo Enero la sensación de principio. Pero ninguno como Octubre. Reclama la sensación de eternidad, retorno, dialéctica perpetua y estática.

Días cortos, noches largas, nada mejor para amar a Octubre. Atrás quedan los días grises y deprimentes. La tarde y la noche se vuelven uno sólo cual eterno crepúsculo. Mariposas muertas dejan los árboles en las largas calles, convirtiéndose en dorados ríos. El sol deja su amarillo quemante abriéndose al cálido rojo. El tiempo se suspende en las noches y se abre el mundo a la fantasía. Reconozco mi debilidad. Soy hijo de Octubre.

Soy consciente de mi debilidad hacia lo sublime. Me confieso presa fácil de los sentimientos. Desearía ser parte del Arte. Sin embargo, no lo soy. Un buen amigo me confesaba: Lo importante de hacer poesía no es que sea buena, sino la posibilidad de deprimirse aún más. Así es con los que anhelamos tener ese talento estético, reservado para los participantes de la divinidad. Simplemente somos conscientes de la incapacidad, nuestra limitación mortal frente a la mística envolvente.

Regreso a mis pensamientos. Recuerdo estar solo. Presencio el Absoluto sin nadie a lado. Por hoy siento empatía con Hegel. Mañana entraré en razón. Seguiré solo.

El teléfono suena. Escucho su voz, no recuerdo su nombre. Quiere venir al departamento. Desea satisfacer sus deseos, no me siento halagado por su elección. Es insistente. Promete una botella de vino. Sabe mi debilidad por el tinto. Dulce violeta, suave aroma, audaz héroe de los deseos y fantasías escondidas tras la racionalidad.

Violet. La llamaré Violet. Está fuera de mi casa sin mi consentimiento. Introduce su hostil mirada en mis ojos. Pide permiso para pasar. Reconozco su belleza. Sin duda, la noche me ha embriagado. Antigua aliada, no sea esta noche el principio de una enemistad. Cedo a su petición.

Bellas esmeraldas se posan en mí ser. Me siento intimidado. Nervioso e inseguro. Su fino cuerpo hace desear tenerlo contra mí. La plática es buena por no ser de nada. Reímos sin compromiso. Sabemos el final. La intención es buscar su infinitud.

Nos miramos con falso amor. Nos mentimos en palabras y caricias. Simulamos algo pasado. Consentimos el presente. No vemos futuro. Creamos amor artificial. A ninguno nos molesta. La racionalidad se ha rendido frente a nuestros deseos.

Llevados por la noche. Guiados por nuestras pasiones. Desfogue del deseo nocturno.

Reconozco amor en tus besos, falso amor. Sin duda, sientes lo mismo. Tal droga endulza nuestros pecados. Nada hay tan vil como jugar con el amor. Arma vengativa, no jales mañana del gatillo. No habrá mañana después de hoy. Esta noche fue abismo temporal, fuera de la racionalidad cotidiana. Sigue mirando, no dejes de acariciar, piérdete en tus deseos, no pienses. Tampoco lo haré. Amor. Falso amor. Fantasía.

Todo es un engaño. Siempre hay verdad, aún en la falsedad. Toda Fantasía es en la realidad. La realidad es fantasía. Nos mentimos sin saber la verdad que arrastramos. Dentro de la racionalidad hay irracionalidad. Lógica simple. Silogismos necesarios. Razonamientos de ambigua sobriedad.

Nada importa. Sólo los tres. Tu cuello, mis labios y nuestro Falso Amor.

Cpt. Y. Sparrow

Narraciones de la Mística Urbana II


Dragón dialéctico

Despierto. Siento el calor quemante en mi cara. Es de día, ignoro la hora, dudo que me importe. La cabeza me recuerda una noche audaz e intensa. Cual flashes, imágenes aparecen como un intento de película inconexa, incoherente pero lógica.

Sigo en la cama. Percibo un aroma familiar aunque ajeno al ambiente. Tengo compañía en la cama. Ahora recuerdo. Julieta se había quedado, no sólo a dormir. Recordar como habíamos llegado hasta este punto era inútil, ya imaginaba lo sucedido. No había sido la primera vez, aunque desearía fuera la última. Exceso de alcohol, coincidencia de tiempo y espacio, recuerdos pasados, cenizas incandescentes. Trillada situación. Volteo hacia ella, pretendiendo cerciorarme de su presencia. Ya está despierta, por largo rato deduzco. Sus negros, grandes ojos están ahí, penetrando los míos buscando señales de arrepentimiento. Escondo mis sentimientos. Ella sabe que miento. No digo nada. – hola…- en tono dulce y frágil arroja sus primeras palabras del día a mi violentado ser. El cuerpo ajeno a mi ser me producen extrañamiento. Estoy frente a ella, estando sin ser. Tampoco yo me entiendo. – ¿cómo estás? – pregunta fácil y cotidiana. Respuesta enigmática y posiblemente errada que me llevará al caos. Con mí fingida frialdad sólo respondo – crudo... –. Es evidente que no era la respuesta esperada. Se levanta con un fingido deseo de agua. La veo levantarse y alejarse. En verdad es bella. Aquél cabello obscuro cual alas nocturnas envolventes de todos mis pensamientos. Te alejas por el pasillo y te observo. Sabes que lo hago. Por eso lo haces. Me pierdo en tu espalda. Mi mirada se posa en el dragón grabado, producto de tus locuras y tus fatuos intentos de rebeldía. A nadie engañas. Conozco aquella fragilidad, cristal fragmentado con anhelos cobrizos. Careces de fuego.

Examino la tinta. Tengo una revelación. En ese mítico dragón, enroscado, con aquel aliento de azufre. Comprendo todo. Aquella dialéctica del amor. Como el todo es la lucha entre sufrimiento y odio, generando amor. No soy pesimista, es mi revelación. Enigmática dialéctica. Ajena a tan terrenales experiencias. Lo siento niña mía, pertenecemos a esta lucha, pero el dragón sólo dejará cenizas. Es culpa mía. Lo sabes. No lo aceptas. Te culpas. No lo hagas. No hay justicia. No debe haberla.

Regresas con agua. No eres tonta. Me he equivocado, es aquella cristalinidad gasificada, antídoto contra la leve muerte. Te metes a la cama, me ofreces el vaso, te empujas a mi cuerpo, quieres que te abrace. Lo hago, cumplo con tu capricho. Percibo el aroma. Amigable sudor efecto del desenfreno de las pasiones y del momento. Sudor pasional, no de amor.

Por un instante, pienso en la valquiria que desearía estar abrazando. Aquella dulce fragilidad, ángel mortal, etérea, mar de fuego, inestable estaticidad. Por ti sufro. A ti odio por no estar conmigo.

Finjo amor. Me deprimo. No me odio. Me siento ajeno. Dicotomía alma-cuerpo. Razón-Pasión. Te abrazo, decido olvidar. Suspiras y pretendes dormir. Cierro los ojos. Me evado en el sueño. A ti deseo soñar, y al despertar a ti encontrar. Decir mi odio que causa el amarte. No me escucharás. Me callarás con esos labios sulfurosos, apretándome contra la cama, sentiré tu gélido corazón. Sentiré mayor desprecio, te amaré más.

Cpt. Y. Sparrow

Narraciones de la Mística Urbana


Jueves Nocturno

La noche resplandece con ese extraño aroma a lluvia potencial. Es la noche de jueves. Es increíble que las noches de este día sean tan especiales. En realidad, el jueves es otro día. Pero sus noches gozan de una singularidad azul. No encuentro adjetivo para las noches de jueves, mas que azul. Son noches fuera del tedio de la semana sin caer en la rutina del fin-semanero. Son el limbo de la semana. Mitad terrenales, otra parte celestiales.

Me encuentro excitado. Me aventuro a salir, no me perdonaría perderme este azul. Perdona mis obsesiones, pero hay días, noches en el que uno tiene la opción de cambiar todo su destino. Presiento que este es uno de ellos. Dudo equivocarme.

Salgo con mis amigos. La compañía es lo menos importante en esta noche.

Increíble, sólo yo me he dado cuenta de la mística de este jueves nocturno. Me siento solo entre mis amigos. Quiero estar solo. Me abrazan aquellas alas negras. El beat de la música me ensordece. Estoy solo. Excitado me olvido del tiempo. Me siento azul. Soy Azul.

Decido recobrar la calma. Me acerco a la barra, pido un vodka-tonic con aquella superficialidad e hipocresía que tanto me molesta. Me odio por un instante. La bar-tender es linda, no lo había notado. Me sonríe hipócritamente, lo tenía ganado. Me hace plática por un instante, sé que su interés es nulo y falso, simplemente quiere propina. No la culpo. Haría lo mismo.

Me quedo en mi sitio. En verdad es delicioso el vodka, esa mezcla inmaterial, aderezado de verde, con piedras incrustradas. Sigo excitado.

Tanta gente alrededor. Ninguna vale la pena. Haciendo pláticas insulsas, epidérmicas y sin sentido. Todos hablan, nadie escucha, no importa lo que digan, no dicen más que nada. Me sobresalto por un instante. Frente a mí. En voz alta: Ella es. Silueta perfecta, cabello como el jueves que me embriaga, frágil espalda que grita por mi abrazo, no te he visto el rostro. No es necesario. Lo sé, eres un ángel.

Trillada situación. Acercarme, auto-presentarme. Idioteces. Quiero besarte de la manera más pura, derramar ese sentimiento desconocido, quemar tu lengua, arder en deseo, sabes que lo quiero, pero tú esperas una plática estúpida. No me interesa saber de ti. Posiblemente es mejor que lo imagine. No quiero perder tiempo en pendejadas. Desvanécete en mí. Siente tu sudor en mi rostro, siente tu saliva ardiendo en todos mis labios, tu corazón, aquella máquina sempieterna, golpeará contra mi pecho y descubrirás su utilidad. Tú mirada, frágil y ardiente. Pretendes seguridad, cuando tu cuerpo grita por mí. Lo sé, ahora me miras. Ya me perteneces.

Caminas hacia mí. La música se ha ido, todo sucede en ese clásico slow-motion. Las luces se opacan, irradias mi deseo. Sonríes por un instante. Te alejas. Te has ido.

Sé que soñarás conmigo. Arderás en deseo al evocar mi imagen. Desearás que esté ahí en la mañana, abrazándote mientras finges que duermes. Me encanta que lo hagas. Suspiraras mientras despiertas…
Te tensas por un instante y preguntas inocentemente como dormí. No te respondo, sólo te abrazo más fuerte. Volteas tu cara y me besas. Se pierde tu lengua como en la primera
vez. Te levantas súbitamente. Me haces sufrir, y lo sabes.

Otro día me encontraras y no perderemos el tiempo. Encontraremos más noches tan singulares. Me amarás. Me odiarás. No sé. Tú tampoco. Quieres saberlo. No tengas miedo, tenlo de no encontrarme. No importa el final, tal vez ya lo sepamos. No conoces mi nombre ni yo el tuyo. No pienso en eso.

Regreso con mis amigos. Están borrachos. Desperdiciaron la mística de la noche. Me desilusiono. Muero un poco. Me aburren. Decido irme.

Pido mi coche, respiro la suave noche que me ha acompañado, y ahora agoniza. Prendo un cigarro. Estoy acompañado. Subo al coche, prendo el estéreo y subo el volumen hasta no oír mis pensamientos. No necesito pensar. La velocidad me absorbe, la noche me envuelve, el humo me alimenta. Sigo excitado.

Cpt. Y. Sparrow