lunes, noviembre 06, 2006

Monólogo Urbano II


Home Alone, el Soltero Solitario

Tengo la suficiente edad para decir que soy adulto, pero sin ser viejo. Puedo decir que soy joven pero ya no se me perdona la inmadurez, irresponsabilidad de la puta pubertad. Algunos psicólogos y pedagogos, llaman a esta etapa de la vida humana como adultez joven. Puras…. Mamadas (nunca he simpatizado ni con los psicólogos ni pedagogos, aunque tengo algunos amigos que “estudian” para esa “profesión”, a los cuales quiero mucho, como personas y amigos…), sigo siendo un mocoso pero ya huevudo, esa sería mi definición técnica de la etapa que estoy viviendo.

Todo esto lo digo porque ya estoy en edad para vivir solo. De hecho así lo hago desde hace más de 2 años, casi tres. Chido. Tengo un pequeño depa, depa de soltero dicen algunos. Y la neta está muy agusto. Sin embargo, he llegado a algunas reflexiones y conclusiones sobre la vida de soltero. Soltero urbano.

Lo primero que debemos decir del soltero urbano es que es un inútil. En su mayoría son inútiles. Y esto se expresa totalmente en la cocina. Normalmente está llena de trastes sucios y la falta de cubiertos se hace notar. Eso sí, siempre hay vasos limpios, porque el soltero urbano no conoce el vaso siempre toma del envase.

La inutilidad del soltero urbano se manifiesta a la hora de comer. En una primera fase se limita a cocinar sopas maruchan, comida de micro-ondas y comida congelada. En una fase siguiente el soltero urbano se harta de este tipo de comida y decide incursionar en las artes culinarias. En verdad, esto es digno de observarse. Evidentemente, el soltero urbano reconoce sus limitaciones por lo que sus creaciones culinarias se limitan a platos sencillos, v.g. pasta, hot-cakes, picadillo, tacos dorados. Obviamente, el soltero urbano no consigue su objetivo. Tampoco estoy menospreciando las habilidades de este soltero, tu buen lector, seguro no eres un cheff profesional y tus platillos no van más allá de un atún-jitomate-mayonesa para sangüich.

Dada la inexperiencia del agente culinario decide improvisar. Al fin, improvisando nadie se equivoca. Siempre que me preguntan si sé bailar respondo que improviso muy bien, así, no quedo en ridículo. De esta manera grandes creaciones y exóticas delicias se logran crear. Por dar algunos ejemplos recuerdo la pechuga de pollo con salsa sorpresa (mezcla de catsup, mayonesa, bbq, mostaza y aderezo ranch), o tal vez podemos mencionar los hot-cakes gigantes, debido a la inconsistencia de la masa.

Entre las virtudes de ser un soltero urbano está lo posibilidad de desayunar con chela sin que te llamen alcohólico. Siempre te puedes auto-justificar con la ausencia de leche o jugo en el refri.

También, podemos decir que el soltero urbano puede convertir un martes, domingo o miércoles en sábado. Así es, el soltero urbano cuenta con poderes místicos que permiten abrir un hoyo temporal y transportar parcialmente un día a otro, sin jamás intercambiarlos. Eso sí, el soltero urbano teme al lunes, por la famosa maldición gitana, sin embargo, ese miedo es a lo prohibido, por lo que siempre está tentado al desafío.

El soltero urbano tiene poderes de ahorro. Ahorra agua, tanto en el aseo personal como en la de su ropa. Eso explica la ausencia de underwear en el soltero urbano.

Sin duda ser un soltero urbano es de lo mejor. Vivir a la expectativa, incertidumbre, aventura, irresponsabilidad-responsabilidad, soledad, etc. Eso es el soltero urbano.

Si he cortado de tajo el texto se debe a cansancio. Posiblemente otro día continúe este monólogo, o le deje al olvido, en realidad me tiene sin cuidado lo que suceda.

Yerber

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