lunes, noviembre 20, 2006

Reflexiones Urbanas I


Estupidez soluble

El hombre se define como animal racional. Sin embargo, muchas veces dudo que algunos de mis congéneres gocen de la misma diferencia específica que yo. Bueno, reconozco que todo hombre es racional. Pero tal racionalidad se reparte en diferentes grados. Por lo que puedo decir que todo hombre es racional pero no todo hombre es inteligente. Este silogismo deductivo es convertible a decir que algunas personas son idiotas. Es decir, los pendejos abundan.

Dentro de las facultades o potencias humanas está el intelecto. Tal potencia es inmaterial, por lo que no tiene base en la materia. Por tal razón la inteligencia no puede ser transmisible o traspasable. Sin embargo, hay un hecho que me hace dudar de este principio antropológico. Es un hecho que tira toda esta teoría filosófica sobre las facultades del hombre. Es evidente y puede ser experimentable. En realidad todos la hemos experimentado.

Es muy simple. Sólo basta que comience a llover en el tráfico de la ciudad para que la gente se apendeje. Es verdad que mucha gente es estúpida manejando, no todos gozan las habilidades de la conducción urbana. En estos momentos me acuerdo de un amigo que decía: “Todo mundo puede ser valet pero no todos pilotos”. Sin duda tiene razón mi amigo, en verdad es sabio. Pero el punto es: si de por sí ya hay pendejos conduciendo, sólo basta la lluvia para que tal propiedad se disuelva y se contagie a los demás conductores. En verdad me encabrona esto.

La gente comienza a manejar más lento y aletargada. Entiendo que la lluvia sea factor para manejar con mayor precaución que lo usual. Pero esto no significa manejar a velocidades que desafíen las leyes del reposo y la quietud. Además, la lluvia es el mejor pretexto para justificar una pendejada. “Estaba lloviendo demasiado y no pude ver el camellón, por eso me embarré en los árboles”, ¡Ni madres! Venías más que ahogado de borracho.

Odio el tráfico. Es evidente que nadie lo disfruta, aunque existe gente que se ha podido adaptar a él. Lo que me encabrona, es que la gente se vuelva idiota con la lluvia. La finalidad de un automotor es el llegar a una distancia o destino en un tiempo menor en el que se haría a pie, carreta, burro, o cualquier otro transporte no-urbano. Sin embargo, Henry Ford nunca tomó en cuenta que la gente se vuelve idiota al volante y se apendeja con la lluvia.


El Filósofo Urbano

*NOTA.- La foto que utilizo no es del tráfico. Simplemente quería fotografiar un auto en la lluvia. No pretendía salir a la calle y mojarme, simplemente para fotografiar una mezcla que tanto odio, lluvia y tráfico. A la lluvia no la odio, pero la mezcla con el tráfico es molesta.

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