lunes, marzo 05, 2007

Narraciones de la Mística Urbana XIV


Trago de un destino ámbar

De nuevo la misma situación. Sólo amigos. En una fiesta. Plática agradable y superficial. Lo suficiente para olvidar la hora y sólo disfrutar el momento. Estoy en medio de una disertación sobre la estética de la Bauhaus como el futuro del arte en la razón instrumental. En realidad, son divagaciones. Lo disfruto demasiado. Decido servirme otro scotch. Simplemente mis movimientos ya son torpes y atrofiados. Me encanta la sensación de torpeza. Anomalía que no produce extrañamiento. Un poco de hielo, líquido de malta y sólo un poco de ginger ale. – ¿Puedes servirme uno igual? – Me dice esa cálida voz que reconozco como familiar pero el tono resulta extraño. Levanto la mirada. Se cruza con una mirada marrón. Centelleante y extrañamente celeste. Son tus ojos. Siempre nos hemos mirado con familiaridad, normalidad y sobriamente. Jamás con indiferencia. – ¿No lo prefieres con refresco de manzana? – te pregunto adelantándome a tu respuesta. Sé todo de ti. Al menos lo más importante. Sé cuando estás triste, ansiosa, alegre, deprimida, temerosa, fría, pensante, circular, fantástica, radiante o punzante. – Sí, mejor con manzana – respondes sin quitarme tu mirada. Sabes que no podrás infundirme miedo o temor. Somos demasiado cercanos y familiares. No hay modo de que nos lastimemos. Ni siquiera es un pensamiento válido. Te doy tu vaso, decimos salud, bebemos un poco, no nos dejamos de mirar. Podría pensar que escondes algo detrás de esa mirada marrón. En realidad, nunca has escondido nada, siempre ha estado frente a mí. A mi alcance. Así como yo de ti. Platicamos con la naturalidad de una amistad. Ahora hacemos conscientes nuestros deseos. No los decimos. No los mostramos. Los intuimos. Nos conocemos demasiado. Sigues mirando. Tratas de descifrar mis pensamientos. No hay nada que descifrar. Aquí estoy frente a ti. Tu deseo anterior a todas tus fantasías. Sólo tienes que acercarte más. No te preocupes, sólo es un poco más. Yo recorreré el resto del camino a tu boca. Te encontrarás con mis labios y con ellos disolveré aquel carmín superficial. Después, tomaré tu cintura y te acercaré aún más. Mi lengua tratará de encontrar tu oído. No te preocupes no te dirá nada, solamente explorará el lugar. Te llevaré a un lugar alejado de todo. En donde la soledad nos vigile. Descuida, seré cauteloso y metódico. Tomaré mi tiempo en cada momento de tu piel. Prometo usar mi lengua para rodar en tus piernas, muslos y cadera. Tu cuello. Tu cuello no se me olvidará. Lo morderé con mis labios. Respiraré tu sudor. Seguiré acariciando tu cabello. Perdona si te abrazo con demasiada fuerza, es inevitable. Acariciaré tu pecho, bajaré a tu cintura, tomaré mi tiempo, me esclavizo a tu ritmo. Diré algunas palabras, me contestarás con la voz sin aire. Solamente tienes que acercarte un poco. Sólo eso y tal vez encontremos nuestro destino. No tengas miedo sólo hazlo. Estamos tan cerca. Pareciera haber una muralla metafísica entre mi ser y el tuyo. Estoy dispuesto a obviarla e ignorarla. Sé que tu también. Sólo tienes que acercarte un poco. – Ahora vengo, no me tardo – me dices falsamente, no regresarás. Huyes. Sientes miedo de lo que sientes y deseas. Lo comprendo, aunque no quedo satisfecho. Sé que algún día sabrás que tu pensamiento no es ajeno a mí desear. No me precipito. Tiempo nos sobrará. Seguiré tomando este frío ámbar. Tal vez te arrepientas y regreses. Haz lo que desees. Porque independientemente de tu destino, Yo seguiré aquí. Lo sabes. Tal vez te da miedo que tu destino sea yo. No te preocupes, eso siempre lo hemos sabido.

Cpt. Y. Sparrow

1 comentario:

Unknown dijo...

Me alegra saber que conoces más sentidos que la vista.