lunes, octubre 01, 2007

Narraciones de la Mística Urbana XXV


Sueño y Vigilia

Un mal sueño fue la causa de mi despertar tan abrupto. La somnolencia y la sombra nocturna invitaban a continuar durmiendo. El miedo de regresar al mismo sueño intranquilo irrumpía el deseo de dormir. Es extraño, racionalmente uno sabe que los sueños son ilógicos e inmateriales, son imágenes sin sentido dentro de nuestra cabeza que no pueden lastimarnos. Sin embargo, ningún argumento sirve contra un mal sueño. Ante el temor de regresar a mi pesadilla tras cerrar los ojos, decidí permanecer despierto. Fui al baño, me mojé la cara y tomé un vaso de agua. Al regresar, comencé a pensarte. Infinitas imágenes pasaban exaltando todo lo bello de tu ser. La fragilidad de tus ojos. Los innumerables senderos de tu piel. Tu escandalosa mirada. Aquéllas caricias. Tu sonrisa delatora. Todo estaba ahí. Todo lo que me pertenece estaba ahí. Tú estabas ahí. El miedo regresaba. Ahora con más fuerza. Ahora era racionalizado y se había potenciado. Sin duda, ese terror era tan palpable debido a su naturaleza real e irreal. Material e inmaterial. Esta dualidad de ser o no ser. Es el miedo a perderte. Tan verdadero como falso.

Afirmas que me amas, que todas tus caricias, pensamientos, besos, anhelos, deseos, pasiones, locuras, me pertenecen. A mí y a nadie más. Soy dueño de todo ese tesoro aunque ahora no pueda disfrutarlo. En verdad te creo, no hay motivos para dudarlo. Pero tampoco nada me asegura la permanencia de este contrato. Tal vez, la distancia te aburra, tus deseos te desesperen o tus pensamientos te hostiguen. No lo sé. Y aunque sé que me amas hoy te has robado mi tranquilidad. Me has hecho recordar los laberintos de desilusión que fueron cruzados para llegar hasta ti. Todos los mares desiertos que tuvieron ser explorados para encontrarte. Y todas las veces que los dados fueron lanzados para encontrar necesidad en el azar. No importa. Sé que no piensas fallarme. Confío del mismo modo que tú lo haces. Y ante esta intranquilidad producto del miedo, me consuela saber que ya no depende de nosotros.

Zorro Místico

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