jueves, octubre 19, 2006

Narraciones de la Mística Urbana III


Roja Racionalidad

El viento es frío sin punzar la piel. Noche estática. Enorme luna tornasol. Nubes ralas en movimiento. Es Octubre.

Pocos meses dan la sensación de retorno. Diciembre da sensación de fin, así como su homólogo Enero la sensación de principio. Pero ninguno como Octubre. Reclama la sensación de eternidad, retorno, dialéctica perpetua y estática.

Días cortos, noches largas, nada mejor para amar a Octubre. Atrás quedan los días grises y deprimentes. La tarde y la noche se vuelven uno sólo cual eterno crepúsculo. Mariposas muertas dejan los árboles en las largas calles, convirtiéndose en dorados ríos. El sol deja su amarillo quemante abriéndose al cálido rojo. El tiempo se suspende en las noches y se abre el mundo a la fantasía. Reconozco mi debilidad. Soy hijo de Octubre.

Soy consciente de mi debilidad hacia lo sublime. Me confieso presa fácil de los sentimientos. Desearía ser parte del Arte. Sin embargo, no lo soy. Un buen amigo me confesaba: Lo importante de hacer poesía no es que sea buena, sino la posibilidad de deprimirse aún más. Así es con los que anhelamos tener ese talento estético, reservado para los participantes de la divinidad. Simplemente somos conscientes de la incapacidad, nuestra limitación mortal frente a la mística envolvente.

Regreso a mis pensamientos. Recuerdo estar solo. Presencio el Absoluto sin nadie a lado. Por hoy siento empatía con Hegel. Mañana entraré en razón. Seguiré solo.

El teléfono suena. Escucho su voz, no recuerdo su nombre. Quiere venir al departamento. Desea satisfacer sus deseos, no me siento halagado por su elección. Es insistente. Promete una botella de vino. Sabe mi debilidad por el tinto. Dulce violeta, suave aroma, audaz héroe de los deseos y fantasías escondidas tras la racionalidad.

Violet. La llamaré Violet. Está fuera de mi casa sin mi consentimiento. Introduce su hostil mirada en mis ojos. Pide permiso para pasar. Reconozco su belleza. Sin duda, la noche me ha embriagado. Antigua aliada, no sea esta noche el principio de una enemistad. Cedo a su petición.

Bellas esmeraldas se posan en mí ser. Me siento intimidado. Nervioso e inseguro. Su fino cuerpo hace desear tenerlo contra mí. La plática es buena por no ser de nada. Reímos sin compromiso. Sabemos el final. La intención es buscar su infinitud.

Nos miramos con falso amor. Nos mentimos en palabras y caricias. Simulamos algo pasado. Consentimos el presente. No vemos futuro. Creamos amor artificial. A ninguno nos molesta. La racionalidad se ha rendido frente a nuestros deseos.

Llevados por la noche. Guiados por nuestras pasiones. Desfogue del deseo nocturno.

Reconozco amor en tus besos, falso amor. Sin duda, sientes lo mismo. Tal droga endulza nuestros pecados. Nada hay tan vil como jugar con el amor. Arma vengativa, no jales mañana del gatillo. No habrá mañana después de hoy. Esta noche fue abismo temporal, fuera de la racionalidad cotidiana. Sigue mirando, no dejes de acariciar, piérdete en tus deseos, no pienses. Tampoco lo haré. Amor. Falso amor. Fantasía.

Todo es un engaño. Siempre hay verdad, aún en la falsedad. Toda Fantasía es en la realidad. La realidad es fantasía. Nos mentimos sin saber la verdad que arrastramos. Dentro de la racionalidad hay irracionalidad. Lógica simple. Silogismos necesarios. Razonamientos de ambigua sobriedad.

Nada importa. Sólo los tres. Tu cuello, mis labios y nuestro Falso Amor.

Cpt. Y. Sparrow

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